¿Cómo se hace un alimento transgénico y
cuáles son sus funciones?

Con el avance de la ingeniería genética, ahora es posible transferir genes específicos de un organismo a otro, aun cuando no exista ninguna compatibilidad entre sí. Sin embargo no sólo se trata de insertar el gen con la característica deseada, también se debe lograr que se refleje en el organismo receptor.

Por ejemplo, un grupo de investigadores buscan incorporar una nueva función en una planta para evitar plagas. Así que identifican un gen en una bacteria que produce toxinas contra insectos. Se aísla y se corta del bacilo para posteriormente ser insertada en el material genético de la planta y así adopte esa nueva característica.

A pesar de que los transgénicos parecieran ofrecer una “mejora” en el desarrollo de las especies y/o alimentos, en realidad presentan factores que afectan la salud humana.

La principal razón para evitar los transgénicos en los alimentos es la gran incertidumbre científica que existe en torno a estos productos. Hasta la fecha, no se han hecho las pruebas y estudios necesarios para garantizar científicamente que su consumo no tendrá efectos nocivos a mediano y largo plazo. Algunos efectos sobre la salud que se han identificado son:

• La alteración o inestabilidad de los genes puede llevar a la producción de nuevas toxinas.
• La nueva proteína producida por el gen externo puede provocar alergias.
• El consumo constante de los marcadores antibióticos contenidos en los transgénicos puede producir resistencia a estos medicamentos.
• Los transgénicos pueden provocar efectos inesperados no deseados.